Una de los inconvenientes de tener stand es que no ves la feria. Llegas todos los días al stand con la hora justa y durante las horas que está abierta la feria, apenas si tienes tiempo de tomarte un bocadillo, en el propio stand.
Desde aquí nos gustaría enviar un abrazo a todo el equipo de L'atelier, de Isabel Raposo, tanto ella como todo su equipo nos ayudaron en todo momento, como nos veían a Juan y a mí que no nos movíamos del stand más que para lo imprescindible, nos traían refrescos, café y lo que le hubiésemos pedido si hubiese hecho falta. La pena es que no tenemos fotos del stand de l'atelier porque los teníamos justo al lado y no caimos, pero si os dejo fotos del último día que nos fuimos a tomar algo cuando todo se había acabado.
Porque lo que no podíamos imaginarnos es que la gente de l'atelier se iba a poner a ayudarnos a desmontar nuestro stand cuando terminaron con el suyo. Allí tuvimos a las 5 dando carreras y en una hora ya teníamos el coche cargado. Nunca se lo agradeceremos bastante.


Sería injusto no mencionar a las chicas de Locuras Mil, que las teníamos enfrente y nos alegraban el día también. Al final, cuando ya teníamos el coche cargado llegó el momento de las despedidas, y yo, con lo sentimental que soy se me escapó alguna que otra lágrima y una de las de Locuras Mil cogió y se quitó el broche que había llevado toda la feria para regalármelo, una pantera rosa preciosa.


Por cierto, tengo aquí al lado a Juan que dice que él también estuvo allí. Por descontado que estuvo allí y viéndolo desenvolverse en el stand todos los días cualquiera diría que había nacido para esto. Cuando yo ya estaba por la tarde que no podía con mi alma, allá que estaba él al pie del cañón explicando por enésima vez que NO, que aquello no estaba acolchado a mano, que con 2 fat quaters no se hacía una colcha y que los cutters no eran para cortar pizza.
Por último, que no se me olvide Inma de Logroño, los teníamos enfrente y desde aquí un abrazo para todos.